Ser fotógrafo de bodas se ha convertido en una verdadera pasión y un gran reto, el reto de cambiar, de ser distinto y dar siempre lo mejor de mi. Hoy me siento muy feliz, porque soy trasparente conmigo mismo y con los demás, soy feliz porque amo lo que hago, por la confianza que las personas han depositado en mí estos siete años y bueno, no me queda más que agradecer siempre a Dios por darme la oportunidad de retratar estos amores, estas pasiones y estos colores. Estoy seguro que queda mucho trabajo por delante, que la fotografia irá cambiando y yo tendré que ir autodescubriendome, aún así, estoy seguro que mientras tenga amor y energía, intentaré hacer las mejores fotos, llenas de entrega e ilusión.